martes, 22 de octubre de 2013

DESASTRE-BURGO

Estrasburgo, ese lugar de cuyo nombre no quiero acordarme,
alli donde nace las lágrimas de mujeres y hombres,
ese es el sitio donde volvimos a ser condenados sin ya ser mortales,
no bastaba con el hijo de puta que provocó nuestras penas capitales,
ahora tenemos que ver desde nuestra sucursal del cielo en Alcasser,
como mueren en vida el alma de nuestros padres.

Nosotras también llegamos a nuestros terminales,
nos quitaron el alma sin tocar órganos vitales,
tocaron nuestra decencia una y otra vez con sus genitales,
convirtieron en espinas todos nuestros rosales.

Me llora el espíritu ver esta humillación,
su condena quedará en vano,
pues ahora como yo, habrá quien sufra una violación,
y serán los derechos humanos.

Que mal me siento, que frustración,
algún día todo tornará en vendetta,
para aquel que explotó una furgoneta,
destruyendo la calma de una nación.

Diecisiete han sido los iluminados,
que han puesto a la justicia en la balanza,
a aquellos que con odio y venganza,
contra la democracia han atentado.

Con las botas puestas quiero morir con arrogancia,
el último aliento para ver a mi verdugo,
que conste que soy la democracia,
aunque diecisiete balas me apunten desde Estrasburgo.

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